Proyecto Becoop. Comunidades Bioenergéticas: Clave para el impulso de soluciones renovables de calefacción.

La cooperativa Goiener, participa en el proyecto BECoop, en el marco del programa europeo Horizonte 2020, que busca proporcionar las condiciones necesarias y las herramientas de apoyo técnico y empresarial para potenciar el mercado subyacente de la bioenergía desplegada por comunidades de energías renovables mediante el despliegue de una serie de casos demostrativos de comunidades bioenergéticas. En el presente artículo tiene como finalidad exponer la experiencia de Goiener en el proyecto BECoop.

Comunidades Bioenergéticas: Clave para el impulso de soluciones renovables de calefacción

SITUACIÓN ENERGÉTICA: EUROPA y CAPV-NAVARRA

A nivel Europeo el sector residencial consume un 40% del consumo de energía final, donde más del 70 % está destinado a usos de calefacción, agua caliente sanitaria (ACS) y refrigeración. Estas necesidades se nutren en un 75% a través de combustibles fósiles, es por eso que se encuentra en el punto de mira de las políticas orientadas a la descarbonización de la economía en 2050.

En esa dirección, las últimas medidas adoptadas por la Comisión Europea en el último año a través de los paquetes de iniciativas Fit for 55 y RePowerEU establecen distintos objetivos. Por un lado la reducción de GEI  un 55% como mínimo de aquí a 2030 en comparación a los niveles de 1990, por otro lado se definen criterios de sostenibilidad para la bioenergía y se busca reducir la dependencia energética que, a día de hoy, implica el uso de combustibles fósiles, duplicando la capacidad de generación de las bioenergías entre otras medidas.

En nuestro ámbito territorial de aplicación, la CAPV y Navarra, aunque el sector residencial representa en torno al 12 y 18% (menor que el europeo, dado el gran peso que tiene la industria) del consumo de energía final, los usos de energía para calefacción siguen basados en combustibles fósiles y, por tanto, con un alto potencial de descarbonización. Esta situación queda patente en la distribución del consumo de energía final mostrado a continuación donde el uso de fuentes renovables para abastecer estas demandas, está muy poco extendido y ronda el 8% del total (2019).

Cierto es que esta penetración renovable ha ido mejorando en los últimos años, dado el aumento de instalaciones de autoconsumo solar fotovoltaico, pero en la mayoría de casos se han orientado en abastecer demandas de energía eléctrica, dejando de lado el principal y menos sostenible punto de consumo en los hogares: la calefacción y el ACS. Entre otras causas, la apuesta explícita desde las instituciones con competencias en la materia por el Gas Natural, además de los bajos precios de adquisición de esta materia prima en los últimos años han hecho de esta solución la más extendida.

Con ese objetivo de descarbonización en mente, la ley de sostenibilidad del País vasco establece una reducción del 40 % de emisiones de GEI para el 2030 y una cuota de renovables del 32 % respecto al total de consumo energético y una eliminación paulatina del uso de hidrocarburos líquidos (gasóleo, propano, butano…) fomentando sistemas centralizados energéticos de calor renovable.

En el caso de Navarra, se establece una reducción del 45 % para 2030, se pretende reducir un 10% el consumo de energía, que el 50% de la que se consume en la comunidad foral sea renovable y una eliminación total de combustibles fósiles en las nuevas construcciones de edificios de uso residencial, terciario y gran agropecuario para 2030. Así mismo se considerarán los proyectos de pequeñas empresas o cooperativas para el aprovechamiento de la biomasa forestal local (<150km) y de subproductos agrícolas para usos térmicos como de interés foral.

COMUNIDADES ENERGÉTICAS

Estos planes hacia una economía descarbonizada, tienen el denominador común de estar diseñados por y para las personas poniendo a las ciudadanas (y no a las consumidoras) en el centro de la transición energética. Así, el paquete de Energía Limpia para Todos los Europeos de la Comisión Europea confirma el destacado papel que desempeñarán los prosumidores y sus distintas formas colectivas en el futuro sistema energético. El marco legislativo de la UE reconoce y define formalmente tipos específicos de energía comunitaria como “comunidades de energía ciudadana» (CEC)  orientadas a la participación en el mercado eléctrico a través de distintas fuentes (renovable o no renovables) no necesariamente locales y  «comunidades de energía renovable» (CER), orientadas a todos los vectores energéticos asociados, a través de fuentes renovables en un área de acción de proximidad.

A nivel nacional  a pesar de no existir un marco normativo definido, se lleva un tiempo fomentado el segundo tipo de iniciativas (CER) guiado en muchos casos, por un estudio comparativo de IIDMA que casa los criterios de esas directivas con las distintas figuras legales existentes en nuestro territorio, especificando los modelos cooperativos y asociativos, como los idóneos.

GOIENER Y SU PROPUESTA DE VALOR. PARTICIPACIÓN EN BECOOP

Este escenario energético insostenible de importación energética y exportación de capital ha servido de impulso a Goiener, como cooperativa ciudadana de energías renovables, para fomentar proyectos de generación local a través de movimientos comunitarios.

Desde mediados de 2020 en Goiener hemos empezado a acompañar diferentes iniciativas para la creación de comunidades energéticas. A día de hoy hay 16 proyectos en diferentes fases de progreso: Hernani, Leitza, Usurbil son una pequeña muestra del potencial de las comunidades que están emergiendo. En estos proyectos, viendo el potencial de descarbonización que presenta ampliar estos enfoques del ámbito eléctrico al térmico, desde la cooperativa se decidió participar en el proyecto BECoop para poder desarrollar soluciones de autoconsumo térmico renovable en base a recursos locales como la biomasa.

BECoop recibe financiación del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea (UE) y su objetivo es proporcionar las condiciones necesarias y las herramientas de apoyo técnico y empresarial para potenciar el mercado subyacente de la bioenergía desplegada por comunidades de energías renovables. Goiener participa junto con otras cooperativas energéticas europeas en distinto grado de maduración, como caso piloto español con el soporte técnico del centro tecnológico CIRCE. El objetivo es desplegar una serie de casos demostrativos de comunidades bioenergéticas que sirvan de aprendizaje para replicar este concepto a lo largo del resto de cooperativas que se están fomentando.

Además de estos casos de apoyos particularizados, BECoop también aporta herramientas gratuitas que están disponibles para cualquier ciudadano/empresa con el objetivo de apoyar a la implementación de comunidades energéticas basadas en bioenergía. Algunos de estos recursos son:

El objetivo de BECoop por lo tanto es claro: colectivizar recursos de proximidad mediante autoconsumos térmicos compartidos, para hacer frente al mayor y menos sostenible consumo energético en los hogares; la calefacción y el agua caliente sanitaria, desde un enfoque sostenible (Fit for 55), inclusivo y participativo que asuma la reducción del consumo energético como principal fuente de energía. Se trata de afrontar estos escenarios futuros de incertidumbre e inestabilidad desde una postura de resiliencia y sentido de pertenencia a una comunidad, en base a las posibilidades que los recursos de cercanía pueden ofrecer.

LOGROS Y RETOS TRAS UN AÑO Y MEDIO DE PROYECTO

Tras un primer año y medio de proyecto analizando el potencial de explotación de los recursos de biomasa disponibles en la CAPV y Navarra, como de los movimientos comunitarios existentes en torno a la energía, se han identificado los principales retos y oportunidades que presentan este tipo de proyectos en nuestra región.

En primer lugar, se percibe que en entornos densamente poblados (Bizkaia y Gipuzkoa) donde el principal recurso biomásico (bosque) resulta ser de titularidad privada, su valorización térmica debería competir por un lado con usos más rentables de las existencias maderables y por otro con soluciones individuales alimentadas por gas ciudad extensamente desplegadas. Así mismo, la falta de conocimiento en torno a las potenciales soluciones renovables térmicas basadas en la biomasa y activación social alrededor de iniciativas comunitarias resultan ser parte de las barreras identificadas.

En las comunidades de Navarra y Álava, se percibe un gran potencial de transición energética en base a recursos de biomasa principalmente forestales, sobre todo en entornos rurales donde su explotación es de titularidad ciudadana y donde existe una cultura de gestión comunitaria local ya asentada.  En este caso las principales barreras están asociadas a las bajas densidades de demandas energéticas, para los casos de implementación de soluciones de calor distribuidas y la falta de conocimiento en torno al potencial que la valoración comunitaria de estos recursos puede presentar.

En este mismo periodo se han ido identificando distintos casos (generación de biogás a partir de purines para autoconsumo en comunidad, comercialización cooperativa de biocombustibles en base al tratamiento de recursos locales, comercialización de calor en comunidad mediante la explotación de los recursos forestales y agrícolas locales, entre otros casos), en los que desplegar los conceptos que BECoop quiere promover y se han seleccionado dos casos como banco de pruebas donde trabajar en el desarrollo de este enfoque novedoso de comunidades bioenergéticas.

Aberasturi como caso que abarca toda la cadena de valor de la bioenergía, desde el bosque/plantación hasta el radiador. El proyecto en este caso pretende evaluar la viabilidad de despliegue de una comunidad bioenergética que valorizando los recursos agrícolas y forestales locales, pueda suministrar calor a sus socios de manera competitiva y sostenible con el medio circundante mediante una red de calor (District Heating).

Aberasturi (Álava)

Murgia-Zuia como caso donde se abarcan las primeras etapas de la cadena de valor, desde el bosque a la caldera. En este caso el proyecto pretende evaluar la posibilidad de abastecer la demanda local de astilla a través de los recursos de proximidad. En una segunda fase se plantearía la posibilidad de replicación de casos de éxito como Sugarai, donde la organización de distintos actores público/privados en torno a una cooperativa y sus recursos forestales locales ha hecho posible la implantación de un servicio de producción de biocombustibles totalmente viable.

CONCLUSIÓN

El aprendizaje, en el propio proceso de acompañamiento y creación de comunidades energéticas, así como la aplicación específica de soluciones basadas en aprovechamientos bioenergéticos nos permitirán aplicar estas soluciones a todas las comunidades en las que venimos prestando un apoyo o servicio, además de posibilitar la definición de servicios que podamos prestar a nuestras socias directamente. Todo ello con el objetivo final de promover una reducción de la dependencia de energías fósiles, hacerlo de manera justa y respetuosa con nuestro entorno y las personas, y posibilitar comunidades mejor cohesionadas y resilientes en un escenario global, cada vez más incierto.